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¡La Educación Ambiental es Ley!

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¡La Educación Ambiental es Ley!
Foto: tierrasselva.blogspot.com

¡La Educación Ambiental es Ley!

Por Paula Celeste Carbajal.

Hace pocos días, el 14 de mayo el Senado sancionó la Ley Nacional de Educación Ambiental que establece el abordaje de la temática ambiental como una política pública que alcance a todos los establecimientos y niveles educativos en todo el territorio nacional, así como también a la educación no formal e informal.

Paula Celestre Carbajal.
Entiende la Educación ambiental como “el instrumento básico para generar en los ciudadanos, valores, comportamientos y actitudes que sean acordes con un ambiente equilibrado, propendan a la preservación de los recursos naturales y su utilización sostenible, y mejoren la calidad de vida de la población”.
La Estrategia Nacional de Educación Ambiental (ENEA) será el instrumento de planificación estratégica y “está dirigida a todas las edades, grupos y sectores sociales (…) mediante acciones en el corto, mediano y largo plazo, a través del despliegue de estrategias jurisdiccionales que permitan instrumentar y adecuar su implementación en el ámbito provincial y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires…” (EJEAs).
El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible junto al Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) y el Ministerio de Educación conjuntamente con el Consejo Federal de Educación (CFE) serán los organismos que asegurarán la aplicación en los distintos ámbitos educativos de todo el país.

Que se considere una política pública el derecho de los ciudadanos a abordar en su formación la relación con el medio ambiente ya es de por si una buena noticia, que se suma a la reciente Ley Yolanda de capacitación ambiental para funcionarios públicos de todos los poderes.
Queda en adelante ver cómo esa letra se ajusta a la realidad de las comunidades y sus problemas ambientales (los desechos que contaminan las aguas, los aviones fumigadores que envenenan el aire con agroquímicos, la megaminería) con la aparición de movimientos que demuestran la participación comunitaria y demandan la aplicación de políticas públicas acordes con la preservación del medio ambiente y la salud de las poblaciones.

La UNESCO y el PNUMA convocaron en la ciudad de Tbilisi (Georgia), la I Conferencia Internacional sobre Educación Ambiental. Foto: timetoast.com
Desde su nacimiento institucional en la agenda internacional con la Conferencia realizada en Tbilisi (Georgia) en 1977, se ha coincidido en la necesidad de su incorporación como un “proceso permanente a través del cual los individuos y la comunidad toman conciencia de su medio y adquieren los conocimientos, los valores, la competencia, la experiencia y la voluntad de actuar en forma individual o colectiva en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros”.
Edgar González Gaudiano, especialista mexicano en el tema habla de “una escuela no con medio ambiente, sino con ambiente completo”, y subraya como la mayoría de las veces, se subordinan los contenidos ambientales a las Ciencias Naturales, “cercenándoles su profunda dimensión social, es decir, cívica, de formación de ciudadanía, de participación en los acontecimientos que nos afectan todos los días” y que abordamos en los procesos de enseñanza aprendizaje cotidianamente en la escuela.
Edgar González-Gaudiano. Foto: Univ.ersidad Veracruzana.
La educación ambiental, dadas las condiciones en las cuales se están desarrollando los procesos educativos en este contexto de pandemia, puede convertirse en una herramienta fundamental para generar conciencia, compromiso y acción para una mejor interrelación con el medio. Y aquí aparece la oportunidad que, por sus características, la educación ambiental puede aportar en el aula (o hasta la presencialidad) a través de las clases virtuales.
Por su transdisciplinariedad, constituye un punto de encuentro de distintas áreas del conocimiento que muchas veces aparecen fragmentadas, por favorecer el encuentro entre la escuela y la sociedad, por problematizar la realidad que afecta a quienes concurren a ella, no sólo para comprender las complejas interacciones con el medio ambiente, sino por promover compromisos para el cambio social, mediante el desarrollo de competencias para la acción responsable en el entorno local, donde la escuela está bien enlazada con lo que sucede en su comunidad, con las necesidades y problemas del entorno.

El aislamiento al que nos obligó la pandemia no solo nos mostró la acción negativa de los seres humanos hacia el ambiente: las imágenes de los canales de Venecia ahora cristalinos, la aparición de animales silvestres en lugares que eran su hábitat y los humanos invadimos o la disminución de la contaminación atmosférica por la menor circulación de autos, sino también nos demostró lo que podemos realizar en nuestras casas y compartir con la familia para mejorar nuestra relación con el entorno y nuestra calidad de vida.
Muchas de estas actividades se impulsaron a través del contacto con la escuela, aunque sea de modo virtual: proyectos de huerta familiar, reciclaje, separación de residuos, alimentación saludable por nombrar algunos. Y una lección muy importante para nuestra vida, comprender los efectos que tienen nuestras conductas individuales y aprender a ser responsables y solidarios para cuidarnos, y en definitiva de eso se trata cuidar “nuestra casa común”.

La Ley enuncia una serie de objetivos, principios y fundamentos básicos:

La Cámara de Senadores de la Nación aprobó por unanimidad el proyecto que implementa la Educación Ambiental Integral. Foto: primera edicion.com.ar

• Abordaje interpretativo y holístico. Desde un enfoque que comprenda la interdependencia de todos los elementos que conforman e interactúan en el ambiente, hacia un pensamiento crítico y resolutivo en el manejo de temáticas y problemáticas ambientales, el uso sostenible de los bienes y servicios ambientales, la prevención de la contaminación y la gestión integral de residuos.
• Respeto y valor de la biodiversidad. Reconocer la fragilidad que amenaza la sostenibilidad y perdurabilidad de los ecosistemas, no sólo de importancia biológica, sino en relación con nuestra calidad de vida y las comunidades en las que vivimos.
• Principio de equidad. Propender a la igualdad, el respeto, la inclusión y la justicia, tanto entre los seres humanos como con los demás seres vivos. Considerar las diferencias y diversidades de las personas, promoviendo la igualdad de derecho y trato de la justicia, sin discriminación y fomentando la autonomía y la libertad.
Educación ambiental en la escuela. Foto: ambiente.chubut.gov.ar
•Principio de igualdad desde un enfoque de género. Es la piedra angular de los derechos humanos que debe orientar las políticas de Estado para eliminar la discriminación en la relaciones de género y garantizar el pleno goce de derechos para varones, mujeres y otras disidencias, respetando sus diversidades.
•Reconocimiento de la diversidad cultural, el rescate y la preservación de las culturas de los pueblos originarios. Integrar la diversidad cultural en las estrategias democráticas, al fomentar el respeto hacia las personas que aprenden, su diversidad, costumbres, modelos de pensamiento, esquemas y patrones culturales.
•Participación y formación ciudadana. Apuntar al desarrollo de procesos educativos integrales que orienten a la construcción de una perspectiva ambiental, en la cual los distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas ambientales confluyan en una conciencia regional y local de las problemáticas, y permitan fomentar la participación ciudadana orientada a la acción y hacia un pensamiento global.
•Cuidado del patrimonio natural y cultural: Incluir la valoración de la identidad cultural y el patrimonio natural y cultural en todas sus formas.
VIII Jornadas de Educación Ambiental realizadas en el Jardín Botánico Arturo E. Ragonese del INTA Castelar.
Foto: inta.gob.ar
•Problemática ambiental. Considerar el abordaje de las problemáticas ambientales, permitiendo integrar las interrelaciones de los factores económicos, políticos, culturales y sociales, además de las implicancias locales y globales que se presentan como causa o consecuencia, abordando el conflicto como una oportunidad de aprendizaje y construcción de nuevas lógicas en el hacer.
•Educación en valores. La educación ambiental debe estar fundada en una ética que permita. a quien facilita el aprendizaje y a quien lo recibe, la construcción de un pensamiento basado en valores tales como respeto, solidaridad, integridad, inclusión, equidad e igualdad.
•Pensamiento crítico e innovador. Promover la formación de personas capaces de interpretar la realidad a través de la innovación en sus enfoques, basados en la interdisciplinariedad y en la transdisciplinariedad y en la incorporación de nuevas técnicas, modelos y métodos que permitan cuestionar los modelos vigentes, generando alternativas posibles.
•Concientización sobre el derecho constitucional a un ambiente sano. La educación ambiental debe promover el desarrollo de una ética de la solidaridad con las generaciones futuras y el derecho de la sociedad a un ambiente sano para su desarrollo.