Si el Tango puede y no quiere ser Universal no será clásico y si no puede ser clásico no será Universal ¿Le cabe a Don Astor esta paradoja alternativa a Epicuro respecto de Dios o es demasiado atrevida para lo que no es más que la perspectiva ¿infinita? de la música rea del arrabal porteño?
Sabemos que, para los conservadores y negacionistas redivivos hoy por una rara paradoja libertaria, Piazzola era apenas una herejía efímera infiltrada en el profanado y sombrío Panteón de la Guardia Vieja.
¿Quedan hoy zombis que aseguran que Pichuco se fue del barrio o que Ventarrón dejó Pompeya cuando cruzó Caseros al norte para comprar cigarrillos?
¿O preferimos la paráfrasis del Bandoneón Mayor que más que estar llegando, siempre está volviendo?
Desde el 14 de noviembre, de jueves a domingos hasta el 7/12 en el Teatro Presidente Alvear, la presentación de un nuevo programa del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. Entre Piazzolla y Ravel puede darnos alguna nueva clave para dilucidar este secular intríngulis.
El programa comienza con Bolero, coreografía de Ana María Stekelman sobre la célebre pieza de Maurice Ravel, con vestuario de Renata Schussheim, iluminación de Alberto Lemme, revisión coreográfica de Nora Robles y Pedro Calveyra, y reposición coreográfica de Elizabeth Rodríguez y Melisa Buchelli.
Recuerda su autora que, entre las numerosas coreografías de Ravel le impactó especialmente la de Maurice Béjart: «… una obra sobre la obsesión y la posibilidad de repetir algo y a su vez cambiarlo siempre»
«A partir de mi propio lenguaje, que fusiona danza contemporánea, tango y, en este caso, una gota de folklore, me dediqué involuntariamente a representar esta idea».
Ahí viene el Rey es un solo para bailarín compadrito de la recordada Ana Itelman que ahora reponen Andrea Chinetti y Diego Poblete, con música de Ástor Piazzolla, acaso una concesión piazzoleana a la tradición danzante del 2×4, , inspirado en los versos de Poeta al pie de Buenos Aires, de Fernando Guibert: “Ahí viene el rey / Desorbitado infiel / Agujereado cráneo”.
Cierra el programa Estaciones porteñas, sobre el conjunto de composiciones de Piazzolla, con escenografía y vestuario de Carlos Gallardo e iluminación de Alberto Lemme, la reponen Elizabeth Rodríguez, Melisa Buchelli, Andrea Chinetti y Diego Poblete.
Esta clásica coreografía en la que Mauricio Wainrot evidencia a través del diálogo y fusión de los principios masculino y femenino «… reflejar la sensualidad y gestualidad tanguera, y la contemporaneidad que Piazzolla le imprimió a nuestra música nacional por excelencia”,
La pieza fue creada en 1997 para el Ballet del Teatro Colón y estrenada en Moscú por la primera bailarina del Teatro Kirov de San Petersburgo para conmemorar el 90° aniversario del nacimiento de Ástor Piazzolla.
Duración: 70 minutos (con intervalo)
El Gotán, jilguero criollo errante y viajero, siempre vuelve al barrio. Siempre está llegando
Nota B.B.Door
Fotos Moni Melián