Muestra de Guillermo Benavidez en el Salón de exposiciones del CCI
«El fuego es hipnótico, nos informa el curador de la expo, los cinco sentidos se despliegan, los ruidos crujientes, el olor penetrante, el calor fulgurante, el sabor ácido de la fruta del 
Observar desde afuera e incorporarse a la obra, buscar el calor de las llamas y huir al mismo tiempo… Disociacióm y síntesis; eso podemos decir de Incendios de Guillermo Benavidez»
Eso y unas cuantas cosas más que remiten a la devastación y a la fantasmagoría de los incendios urbanos o rurales, fortuitos o intencionales que en conjunto corporizan al fantasma pavoroso del ecocidio que hoy es uno más de los múltiples negacionismos de la emergencia ambiental y humana que padecemos.
Acaso esto es sólo una apariencia y en la textura del paisaje difuminado y en la disrupción expresionista de las figuras humanas se oculta una metáfora visual que no alcanzamos a descifrar y que evoca quizás al fuego primigenio Heráclito de Efeso.como portador de los elementos fundantes en continua transformación y purificación.
Eso parece sugerir la hoguera votiva en el lecho del mar que Benavidez aseguró a este cronista que sigue encendida en una isla de la Polinesia. No pudimos preguntar mucho más dada la demanda masiva que el artista provocaba entre el público femenino predominantemente joven.
La presentación que fue musicalizada por el dúo Conde Rossi podrá visitarse hasta el martes 11/11 en Soler 217
Nota Oestiario Zoo.
Fotos Moni Melián