LA INQUIETUD

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LA INQUIETUD
Teatro Tadron

de María Marchi

Acaso la mejor definición del abordaje de María Marchi para su versión de la Gaviota de Antón Chejov esté plasmada en su título «La Inquietud», que surge de la legítima pretensión de cualquier dramaturgo por captar el espíritu del autor a través del subtexto de sus personajes,
En las obras de Chejov existe empero, como entendía ya Stanislavsky, un doble subtexto a través del circunloquio de los protagonistas que nunca refieren explícitamente sus sentimientos y frustraciones.
Esta sensación de encontrarnos entre jugadores fulleros que en ningún momento descubren sus verdaderas intenciones coloca a los intérpretes (y a los espectadores) en la opción inquietante
de ensayar su propia percepción de la trama a través de un doble agonismo que vuelve más íntimo y visceral el drama implícito del fracaso profesional y del amor no correspondido.
Los personajes son deliberadamente ambiguos y parecen estar en busca, no de un autor como aquellos 6 fundacionales de Pirandello, sino de una identidad común: María Marchi es a la vez directora en la obra actual y madre de Trigorín (Mucio Manchini) en la pieza de Chejov. La misma ambibalencia convierte a los demás intérpretes en desdoblamientos de si mismos.
Quizás el público menos familiarizado con los códigos del autor de La Gaviota se hubiese sentido más interpelado mediante algún tipo de escenografía visual o auditiva de Chejov que, como es sabido, instalaba sus tramas en ambientes familiares rurales con cantos de pájaros y sonidos de la naturaleza. La dramaturga en cambio pone en boca de Trigorín desde su primera entrada una estética de escenografía cero que la aproxima al método Grotowsqui del teatro como ritual y como catarsis colectiva.
Bajo la dirección de Rodrigo Cárdenas, la puesta, trasgresora de por si, da una nueva e inesperada vuelta de tuerca: Parece desarrollarse al revés como el mecanismo del dejavú, o la dinámica del sueño, presentando primero la frustración de los actores en pleno desencuentro con sus personajes y un epílogo donde unos y otros hallan una corporeidad común y acaso el misterioso destino circular a través del tiempo que solo se permiten los clásicos.
Una propuesta audaz y acaso involuntariamente experimental que nos enfrenta con la complejidad y la complicidad que promueve el arte escénico, solo cuando la cuarta pared que separa ficción y realidad se torna transparente
Dramaturgia: María Marchi
Actúan: María Marchi, Mucio Manchini, Lautaro Disi,
Lourdes Mansilla, Sofía Schiappapietra y Román Puente.
Dirección: Rodrigo Cárdenas
Prensa, producción ejecutiva & redes: Fabi Maneiro
Nota Alberto Trinckler
Fotos Moni Melían